lunes, 8 de agosto de 2016

Pese a algunos, Cádiz es Cádiz y mira al mar


 

Por mucho que nos empeñemos con grandes y concienzudas reflexiones, Cádiz es imposible que deje de mirar al mar, dirijas la vista allá donde quieras mirar, el mar está ahí. Cosa diferente es que del mar venga la riqueza a Cádiz,  en la medida que es necesario y deseable.

Nunca nadie se lo puso fácil a Cádiz, incluso para aprovechar su "fuente natural" de desarrollo, ni antes, desmantelando casi por completo su industria marítima, ni tan siquiera en la celebración del acontecimiento de este fin de semana, -la regata de los grandes veleros-. 

Empezaron desde la Junta cobrando un canon que nunca antes se había cobrado al Ayuntamiento, siguió el gobierno central anulando la participación del Juan Sebastián Elcano, empresas 'afines' que habían colaborado en ediciones anteriores, esta vez se hicieron los locos, incluso algún colegio religioso, que en años anteriores habían participado, en esta edición, 'no podían adaptarse'. Todo a punto para echar chorros de tinta azul sobre esta ciudad.

He visto fotos, cómo no, de venezolanos subiendo jamones a su barco, puro 'periodismo gráfico', he leído a alguna plumilla quejarse amargamente 'que las terrazas de San Juan de Dios parecían 'merenderos públicos', esas casetas que parecían 'ferias de pueblo' , -todo tan del populacho-, donde va a parar con las fiestas selectas de vestidos largos, pómulos de silicona y tapas del faro entre mechas de bote. Como leía el miércoles pasado, "algunas ya tienen redactado su editorial para después de la regata", y es que no se trata de regata, si no de Cádiz, que 'esta fatal'.

Lo que todavía no he leído, pero leeré, seguro, algo así como: los únicos que merecían la pena han sido los italianos, con sus uniformes de Armani, no como esos larguiruchos rubios de los rusos, con sus gorros que podían ser sombrillas, o esos bolivarianos o mejicanos tan chaparritos, tan renegrios....

Pero Cádiz es mucho Cádiz, y su gente no se amilana. Y contra todo deseo rancio, si, digo rancio, ha salido a vivir Cádiz y su mar, y su puerto. Ha cambiado las dobles páginas de los diarios con fotos de los 'guapos y guapas' luciendo moreno de rayos uva de urbanizaciones bien, por gente de la Barriada, del Mentidero, de la Plaza Mina y de Bahía Blanca ( menos) paseando, disfrutando, haciendo Cádiz. Ha cambiado las visitas VIP, de las que vienen a las Redes o Vistahermosa de vacaciones, por los madrileños, manchegos, sevillanos...- estos si que son personas muy importantes para Cádiz-, que año tras año nos visitan y alquilan su apartamento en la ciudad, formando ya parte de Cádiz misma. Hemos cambiado esos séquitos de concejales, ministros, amigos de ministros y amigas de concejales pasando por la entrada de "personalidades", por un alcalde  con su familia guardando cola para pasar el control de seguridad del recinto, como el resto de visitantes. 

Seguro que alguno ha puesto velas a la virgen de las aguas para que lloviese, tronara o algo peor estos días de grandes veleros, pero no, los gaditanos lo hemos sacado adelante, eso sí, casi solitos.

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