Conocí a Carmen hace creo que tres años. Compartíamos sede, ella su despacho de Concejala de Juventud, Artesanía y de segundo apellido alguna mas, yo la oficinilla de la empresa que intentábamos montar en la Cuesta de las Calesas. Es verdad que cada vez que me cruzaba con ella, me regalaba esa sonrisa, la misma que luce en la foto, o la misma que va regalando desde su posición de privilegio en la procesión del Caminito en la Semana Santa, es decir ni fu ni fa, como si fuera una foto fija.
Hoy en el Diario, el de Cadiz, sale retratada de cuerpo entero y dando pistas o aclarando de que va esta joven promesa, que ni es tan joven, y despues de cuatro años lo de promesa tambien se agota. Estrena concejalía, la de bienestar social, pero bueno se despacha con eso de que es incompetente en el tema, vamos que no tiene competencia, no ella, el ayuntamiento. Aunque yo creo que ni la una ni el otro tienen ideas y competencias. Lo que me preocupa mas, es la idea que debe tener de lo que es el bienestar social, para entender que no es responsabilidad del ayuntamiento el estar bien de sus convecinos y convecinas. Que el organismo de la administración que mas cerca esta de la ciudadanía no es competente del bienestar de la misma.
Claro que tras esta lindeza, posiblemente lo que hay es un concepto de caridad, en el peor de sus sentidos añejos. Me da la impresión, que detrás de esta sonrisa plana, lo que pueda estar planteando que es mejor ir a cualquier parroquia a pedir limosna, que al ayuntamiento a exigir los derechos de vida digna.
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