Carta abierta a los dirigentes, a todos los dirigentes.

Seguro que si digo que el rol del dirigente de cualquier organización en este siglo ha cambiado profundamente, no digo nada nuevo. El problema viene cuando los que os auto llamáis dirigentes, o no lo entendéis, o entendéis como El Príncipe, que preferís que os respeten con el temor como razón, mas que por el reconocimiento, la capacidad de escuchar, la capacidad de integrar....

Dicho esto, de verdad os digo, que me importáis no demasiado, que me importa relativamente el estilo de liderazgo que hayáis elegido en vuestras respectiva esferas, organizaciones, asociaciones o entidades, quizás os vaya bien, conseguís vuestros objetivos, dudo que consigáis en el tiempo los objetivos colectivos, pero bueno, indudablemente es vuestra elección.

El tema se complica cuando este modelo se basa casi exclusivamente en el caudillismo incondicional, cuando a los miembros de de vuestras organizaciones les pedís adhesión incondicional, mas que por argumentos compartidos, por razones viscerales, y las vísceras y las razones compartidas en general son incompatibles.

Y esto se pone en manifiesto en situaciones conflictivas, cuando por un motivo u otro, se plantean caminos diferentes, formas diferentes de entender el grupo, ya que en esta situación, los únicos argumentos que se utilizan son las vísceras, en vez la reflexión y las razones, llegando incluso al binomio vísceras/fuerza física, y entonces como se dice,..'como el rosario de la aurora' ; pero ojo, en esas situaciones, los responsables máximos sois vosotros, porque sois lo que habéis optado por la forma de dirigir.

Lo de la inteligencia colectiva, lo del líder democrático del siglo XXI, lo del trabajo en red, mejor lo dejamos para mas adelante.