Me ha hecho ser el hombre mas feliz del mundo, estar junto a tres mujeres y las tres haciendo ummmmm a la vez, te hace sentirte como realizado.
Suya es la obra, suyo el poder y el arte. Mauro, aparte de ser hijo de un buen amigo, me ha transportado hoy allí donde el nirvana debe darse. Es capaz de que las tres mujeres que estaban en la misma mesa murmuraran insistentemente ummmmmm!. Pero no, no era por mi obviamente, era por los platos que Mauro es capaz de hacer, y como me decía él, pura terapia gastronómica.
Bucear por la salsa de un plato intentando descubrir que mezcla de sabores te llena la boca de Bahia. Diferenciar los mil y un sabor que un arroz puede encerrar. Dejar entre la lengua y el paladar que el helado y el chocolate caliente adquieran la misma temperatura es para decir ummmmmm muchas veces.
Y todo porque Mauro, tras una temporada en Málaga, como buen descendiente de gallegos, tenia morriña de su Bahia de Cadiz. Apostó por emprender esta aventura de buena cocina, que no por ser a precios normales es menos alta cocina, en su propia tierra.
Otro detalle no menos importante en una mesa, sus vinos. Una recomendación, si me lo admitís, dejaros aconsejar. Siempre que voy a comer, a la hora de elegir el vino digo lo mismo, sorprendeme con un vino andaluz. Oye y lo consiguen. Hoy puso este vino de las tierras de Jerez, y me sorprendió.
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