Dos personas han hablado en los últimos días, y me da la impresión que no hemos sido capaces de entender. La primera fue Beatriz Talegon, que fuera de la polémica que si estaba preparada y dirigida por los viejunos, que si es o no es una oportunista, personalmente me da lo mismo, tuvo una intervención en la Internacional Socialista brillante. La otra, Maribel Verdu en la gala de los Goya y su dedicación del premio conseguido a los que sufren esta hijoputez de crisis.
Si preguntáramos a algunos, lo más importante de la intervención, lo que recuerda del discurso de Beatriz es lo del hotel de cinco estrellas y los coches de lujo. En la entrega del Goya a Maribel Verdu, otros lo que les queda es el traje que llevaba y su incompatibilidad con su solidaridad con la gente.
Es curioso. Parece que no sólo a la derecha les quedo la Santa Inquisición en la sangre.
lunes, 18 de febrero de 2013
Nos quedan las formas, y eso no es siempre bueno.
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