Después de hacer un poco de recorrido de la "marcha de la REFLEXION por las calles de Cadiz, me subí a casa, y lo digo en serio, reflexionando, no tanto sobre la orientación de mi voto, que lo tengo claro, mas bien de la sensación agridulce que esta tarde me va dejando. Por una parte la profunda alegría que me produce que la gente opine, actúe, se indigne y en una palabra participe, y que ademas se haga respetando las reglas de juego que democráticamente nos hemos dado, de forma reflexiva, con la palabra como arma, la alegría como música y con la utopia como horizonte. Esta es mi juventud, este es mi país.
Según van saliendo los diferentes manifiestos y propuestas, según se van concretando las propuestas y no solo los cabreos, los temas se dispersan con propuestas, bien ya que alguna de ellas son mas que cuestionables desde el punto de vista de democracia real (circunscripción única), otras que ya están en marcha ( reducción gasto defensa) , alguna que como enunciado ya están recogidas en nuestro ordenamiento( derecho a una vivienda digna). De cualquier forma habrá que hablar de ellas, habrá que concretaría, y espero que no queden como puro humo y de difuminen.
Solo espero, deseo que este importante movimiento no quede en un cambio mas o menos simbólico de nombres de plazas, cambiar la denominación de "servicio de orden" por "servicio de respeto" , sinceramente, eso espero.
De cualquier forma, y solo reflexiono desde Cadiz, el día 23 quien si que tenemos que mirarnos al espejo, sin prisas, sin complejos, pero sin demoras, somos los que entendemos que esta ciudad nos esta exigiendo nuevas maneras, un futuro para toda la ciudadanía, y que entendemos, que este puede hacerse desde una organización situada ideológicamente en la izquierda. Tenemos que ser capaces entre todos, entre todas de reinventarnos a nosotros mismos, sumando y no restando.
Termino esta nota con Hensell en la televisión y no con lo que han hecho los candidatos en la jornada electoral.
Mañana a votar voy, ya tengo mi voto en el sobre, con mas ilusión que nunca
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