Terminaba la contienda, ya se sabe la segunda reconquista. Muchos empezaban el gran exilio, los caminos del mundo se llenaban de españoles ligeros de equipaje, algunos apenas lograban cruzar la frontera para morir, dicen que de pena, y quedar para siempre en suelo francés. América, Europa se llenaban de la palabra en castellano, en catalán, en vasco o en gallego.
Otros como Miguel, Marcos Ana, Federico Garcia Lorca.. junto con miles de españoles anónimos quedaban, o enterrados en una cuneta o en la cárcel.
A Miguel tambiénn le mataron, creían que dejando morir al poeta, moriríaa su poesíaa, que ingenuos. No tardarían demasiados años y Miguel retornó, y con mas fuerza. Y volvió a hablarnos de niños yunteros, y de Rosario Dinamitera, y de olivos y de andaluces, de limones amargos y de heridas.
Ahora los mismos, los que le dejaron morir en la cárcel, quieren matarlo otra vez. Intentan, escondiéndose detrás de presupuestos y crisis económica, acabar con su obra, ocultar su memoria y su legado.
Pero ni entonces ni ahora podrán robar al poeta, su gente lo recuperó y forma parte de nuestra memoria, de nuestro patrimonio, de nosotros mismos.
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