Esta es la peor hora, las 4 de la tarde, la gente duerme, y el sopor llega hasta las mesas electorales.
Decididamente es la pero hora, las cuatro de la tarde. A primera hora los nervios de empezar la jornada, no conoces a los miembros de la mesa, no conoces al resto de los interventores, no sabes por donde transcurrirá la jornada. Y a esa hora todavía no has visto el escudo con el aguilucho que lleva el policía municipal de la puerta.
Las horas pasan, un goteo de electores que se acercan a la mesa, alguna sonrisa cómplice con el presidente de la mesa, y miradas de reojo con el resto de los interventores de otras agrupaciones, esta vez no hubo suerte, ni una mijita de complicidad.
Pero cuando empieza la hora natural de la siesta, empiezas a ver el indice de participación general, en tu provincia, en Cadiz capital, entras en una especie de trance, muy parecido por el que pasas en ese duerme- vela nocturno, en el que nada es verdad, todo es sueño y viceversa.
Y empiezas a preguntarte que habré hecho mal, es que mis candidatos no tenían suficiente gancho? es que la campaña que hice no fue de explicar lo que quería? ... Y van pasando los minutos, se acercan la cinco de la tarde. Aparece un grupo de personas por la puerta del colegio. Te miran, ven el tarjetón del PSOE que llevas colgado en el cuello, te guiñan un ojo con complicidad, y te das cuenta que es de día, que hasta las ocho quedan muchas horas.
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