domingo, 22 de mayo de 2016

Oficio de vivir, oficio de poeta




(Antes de nada, pedir disculpas a Cesare Pavese de quien he cogido prestado el título del artículo )

En verdad a mí siempre se me dio  bien la poesía, según me han contado, ya de muy pequeño, hacía el año de edad ya me hacía mis rimas y mis ritmos; también es verdad que yo hablar, lo que se dice hablar, lo hice tardíamente, empecé a decir palabras más o menos completas con casi cuatro años, hasta entonces mi universo se circunscribía al fonema ¨a¨, todo para mí era ¨a¨, de este modo construía ya las rimas asonantes y consonantes, bueno consonantes pocas, y como lo que sí tenía era mucho ritmo, con rima y ritmo me salían los poemas, así, de forma natural. Por ejemplo, para decir, ¨quiero pan y después leche condensada¨, yo decía ¨ a, a, a, a¨, acompañando la frase con un meneillo de todo el cuerpo desde la manta en el suelo donde me sentaban, y ya está, la poesía en estado puro.

Ya después,  entre que me hacían aprender de memoria poemas y canciones, y que, como se preguntaba Mari Trini, ¨¿quien con quince años no ha escrito un poema?¨, yo también escribí al amor y al desamor, más a lo segundo que a lo primero, creo que fui un adolescente que creció entre versos alejandrinos y ¨Margarita, esta linda la mar y el viento..¨

Estuve tentado más tarde en autoeditarme un libro de poemas, o poemario, como quieran llamarlo, pero no me salía más allá de un libreto de las ilegales, pero con mucho menos calidad y gracia. Yo lo intenté, lo confieso, el hacer de la poesía mi oficio, mi forma de vivir.., pero al final solo alguna colaboración en recitales colectivos...

El poeta Joan Margarit, durante la Feria del libro de Cádiz, en un momento determinado dirige la mirada a su libro que está encima de la mesa. Habla de lo que fue de la democratización de la cultura a partir de los años 70. Que fue  estupenda y algo muy importante para que todo el mundo tuviera acceso al cine, a la pintura, a los libros, en definitiva al arte. También  a la poesía, pero  sentencia,  que eso no significa que todo el mundo pueda ser poeta, que hace falta algo más que una técnica, es decir hace falta la inspiración, y eso no se aprende, se vive. Algo me suponía yo, pero.....

martes, 17 de mayo de 2016

Mi tía Charito


 


La tía Charito está que se sale. Esta semana está empeñada en sacar la mantilla y los tacones de los días grandes, porque, como lleva diciendo desde el martes pasado ¨esto es muy grande ¨. Si no fuera por la semana de agua que llevamos, y porque es poco glamouroso salir a la calle con mantilla y con paraguas, ya habría salido a celebrar el acuerdo de la izquierda por todo lo alto, otra cosa no será, pero ella estilosa  más que ninguna.

Lleva toda semana diciendo que ya era hora, que ¨mi chico ¨, así llama a Alberto Garzón, y Pablo Iglesias se tomarán un botellín de cerveza, que es lo mismo que la firma protocolaria que hicieron en el congreso el maniquí y el Rivera, pero más de los nuestros, y en la calle, que es donde están los problemas y la gente, me aclara durante la llamada telefónica diaria a primera hora de la mañana.

Mi tía Charito también lloró  de alegría cuando vio el abrazo de Sol, eran tantas las ganas que tenía de ver algo parecido, que se pasó toda la tarde llorando, y aunque como ¨su chico¨, así llama a Alberto Garzón, de guapo, de bien hablado, de listo... Ahora  Pablo Iglesias Jr, que así le llama, le parece mucho mejor que antes, quizás por su punto ¨canalla¨ de chico de barrio, y me dice que si hubiera tenido dos hijas, ¨no me hubiera importando tener a estos dos como yernos ¨, pero como no tuvo hijas, ni hijos, ¨me tendré que conformar con votarles ¨, me aclara.

Desde que se quedó viuda, Charito entró a formar parte de eso que se llama redes sociales, y por ahí anda dando caña y proclamando su alegría a los cuatro vientos,  su apoyo a la esperanza. Pero tú has visto, están atacados del coño, están nerviosos, están que no paran..., nos espera unas semanas de traca, bueno y cuando ganemos, que vamos a ganar, ya ni te cuento...

Hoy me ha contado que piensa participar en la campaña electoral, que ya se ha comprado un paquete de folios y dos rotuladores, y que mientras ve Canal Sur, ella es mucho de la copla, va a escribir mensajes electorales para meterlos en los buzones de sus vecinos, uno por día, uno por vecino. Me confiesa que el logo de Podemos ya lo tiene dominado y que ahora está con el de Izquierda Unida, el de Equo no tiene secretos para ella.

La tía Charito ya tiene claro su vestimenta para acudir el día veintiséis de Junio a la urna, como no va a llover, ¨me planto la mantilla y los tacones negros como en  las fiestas grandes, que ese día esto va a ser una fiesta ¨. 

jueves, 12 de mayo de 2016

El optimismo natural

 





Andamos todos muy preocupados con esto de la clase media, y por supuesto no me estoy refiriendo a los habitantes de las "tierras medias"  del,señor de los anillos, me refiero a esa clase media que se han sacado de la manga algún sociólogo avispado, y que según un estudio publicado recientemente, de la que  la pertinaz crisis ha expulsado a miles de personas.

No me voy a referir a las definiciones que don Carlos Marx hacía de la división de clases, y su posición en la propiedad de los medios de producción, sobretodo por qué no faltaría quien me tachara de demodé, pero no llegó a encontrar el razonamiento para clasificarla como ¨media¨, mucho menos si hago caso a los Alberts and Cía. que últimamente les escucho hablar de una ¨clase media trabajadora¨ ,! ahi es ná!, que es lo mismo que decir, pese a levantarse a las seis de la mañana cada día, usted es formidable.

Si no aplicamos las definiciones marxista por antiguas, si no aplicamos las teorías, que ni ellos saben, de los Alberts, solo me queda para saber si yo pertenezco a esa clase media, las rentas. Tendría que sacar el punto medio entre el que mayor rentas tiene y el que menos, y ver cómo me sitúo yo respecto a este. Por ejemplo Ortega gana setenta y cinco millones en un mes, el salario mínimo es de seiscientos cincuenta euros al mes, así que como mis rentas no llegan a los treinta millones, la mitad de Ortega, yo no soy clase media, y me temo que vosotros tampoco. Pero seamos optimistas.

El otro día me contaba una empleada de banca, que sigue a pies juntillas eso de crear lazos de empatía con el cliente, que forma parte de todos los cursos para empleados. A una persona que anduvo llegándose al banco cada día durante una semana, para preguntar si le había llegado la prestación por desempleo de cuatrocientos euros, y no, la transferencia no llegaba. Cuando al séptimo, ella le comenta ¨ es que está la cosa fatal ¨, después que el contara que lleva cinco años en paro, como respuesta escucha:  "pero parece que esta mejorando",  mientras recogía sus últimos cuatrocientos euros, la prestación se agota. Pero seamos optimistas.

Tan optimistas como haga falta, hasta convencernos que somos parte de esas clases medias, tan ansiadas en las bolsas electorales de casi todos, o cuando tramitemos nuestras prestaciones en las oficinas del SAE, y sobre todo,  cuando dentro de poco recibamos esos programas electorales.







martes, 10 de mayo de 2016

El sargento Retortillo

 





No es la primera vez que me ocurre al pasar cerca del portón del edificio rehabilitado, las mismas ventanas, la misma fachada, las mismas garitas que escoltan la gran puerta de madera, que también es la misma. Sobre esta, aún se distingue la leyenda grabada sobre la piedra,como el efecto del sol deja las marcas de la ropa sobre la piel, un cierto escalofrío me recorre la espalda.

Como pasa con todos los recuerdos infantiles, el tiempo cambia la perspectiva, incluso el tamaño de las cosas. Allí donde la memoria te trae un largo y ancho pasillo oscuro, hoy solo reconozco apenas unos pocos metros que llevan desde la calle al interior del edificio, en los que no llegan a producirse sombras, al colarse el sol desde la puerta y desde el patio al mismo tiempo.

Y cada vez que me acerco al portón, escucho al sargento Retortillo, que lo mismo sirve de filtro a las visitas, las identifica convenientemente y las deriva a la dependencia oportuna, que impone silencio a la chiquillería al salir o volver del colegio. Siempre me ha parecido que hubiera sido más eficaz, en vez de la enfermera que desde las paredes de hospitales y ambulatorios recuerda que estamos en un centro de salud y que no podemos gritar, que el sargento Retortillo lo haría mejor, tan marcial, coronado por el tricornio, y aprovechando su estrabismo para controlar un amplio campo visual sin cambiar la mirada.

Retortillo, Florencio Retortillo, el sargento Retortillo, siempre estaba en el pasillo de entrada a la casa cuartel, estuviera o no de servicio, incluso cuando estuvo una larga temporada con la cadera rota, allí estaba, imponiendo el silencio en "su territorio" controlando las almas que entran y salen del edificio, creo que controlando las alegrías y sus manifestaciones.

Analfabeto funcional, no logró nunca leer más de una página de un libro completa, y no porque no lo intentara con José María Pemán, a quien siempre profesó admiración y respeto, pero no, leía y releía siempre la misma página sin enterarse de la retórica, ni siquiera de lo que decía. Pero su participación activa durante la no guerra en la ciudad, y sus visitas al muelle cuando volvían los pescadores le convirtió en sargento, cosas del cuerpo.

Seguro que son recuerdos desfigurados de la niñez, seguro que la imagen que tengo de él no hace justicia, seguro que el sargento Retortillo tenía otros valores, pero son mis recuerdos, y con ellos he crecido, he envejecido. El ambiente asfixiante, el silencio impuesto, las puertas cerradas...siempre me recuerdan la voz de barítono del sargento Retortillo.





viernes, 6 de mayo de 2016

La que se avecina


 


Fue Amparo Rubiales, - ex miembro del PC, ex concejala del Ayuntamiento de Sevilla, ex vicepresidenta del la Diputación de Sevilla, ex parlamentaria andaluza, ex senadora, ex diputada y vicepresidenta del Parlamento de España, ex presidenta del Partido Socialista en Andalucía.....…-la prócer, que en al calor de la última campaña electoral de las autonómicas andaluzas, llamaba deshechos a un grupo de socialistas gaditanos que públicamente apoyaron a Teresa Rodríguez. Salvo honrosas excepciones, y en el mejor de los casos, fueron recibidas estas palabras con un silencio de complacencia desde su partido, ni una disculpa, ni una rectificación.

La semana pasada en Consejero de Justicia de la Junta de Andalucía llamaba, durante una intervención pública, enfermos a los votantes de Podemos, y de nuevo el silencio oficial.  Al día siguiente, este   sí, este  pedía disculpas, ´que El no pensaba eso, que El no quería decir eso..´, pero en alguien con responsabilidades políticas, si la responsable de su nombramiento no le cesa inmediatamente por esta barbaridad, y sigue sacándose fotos con imputados por extorsión y mafiosos, o sigue sacando pecho por gobernar la región con más paro de Europa, no sólo mira para otro lado, sino que asiente y muestra su acuerdo con estas palabras.

Se nota que vamos a una nueva cita electoral, se nota que ante el anuncio de una posible candidatura a nivel nacional de fuerzas y movimientos de la izquierda, están nerviosos, y no sólo el P.S. tiene miedo a quedar como tercera fuerza política, sino desde los otros partidos de la derecha clásica ven posible perder también su primer puesto y pasar a ser los segundos, por detrás de la candidatura de unidad y confluencia.

Me da la impresión de que si hasta hoy hemos visto campañas de difamación, campañas ruines en los medios afines, declaraciones altisonantes contra todo y todos los que cuestionaban o ponían en solfa sus cortijos, sus casinos provincianos, sus saqueos, si lo comparamos con lo que se va a producir, se está produciendo, van a quedar como peleas de patio de colegio.

Utilizan Venezuela, versión actualizada del ´oro de Moscú´; desentierran y pasean al terrorismo, que lástima que no reconozcan, que, entre otros,  personas como Otegui y el socialista Eguiguren hablaron y consiguieron hacer realidad el sueño de Ernest Lluch cuando decía, ´gritar, pero no nos mateis´. Me espero cualquier cosa, todo les vale para embarrar.

Si alguien sacó al Cid muerto para ganar una batalla, aquí sacaran al mismísimo Franco si lo ven necesario, ya han sacado en este último periodo a Felipe González, y sacaran como iconos a procesados e imputados por ladrones y evasores fiscales, que son lo mismo, corruptos y mafiosos. ¡ Menuda campaña electoral nos espera! Habrá que armarse de esperanza, si no, esto no lo aguanta ni dios.

Y al consejero de Justicia de la Junta de Andalucía y a su Presidenta les canto aquello de ´no estamos locos, que sabemos lo que queremos...´

miércoles, 4 de mayo de 2016

Laicismo, un año de cambio





Artículo de Pepe Petenghi y Fermin Aparicio


Las imágenes son ya recurrentes, se han visto repetidas una y otra vez: la corporación municipal, con su alcaldesa a la cabeza, saliendo en comitiva, con maceros y estandartes, hacia la catedral el día del Corpus; vírgenes y santos nombrados alcaldes perpetuos, actos religiosos presididos por representantes institucionales, y representantes institucionales, en su condición de tales, arrodillados ante símbolos religiosos.

¿Y el laicismo? ¿Dónde quedaba el laicismo de las instituciones?

Vaya por delante que el laicismo no consiste en quemar iglesias, ni siquiera en ir contra la religión, como se hace creer de forma interesada a la gente que quiere creérselo, por su deficiente formación o porque le viene bien para sostener en pie su tinglado político. El laicismo no es otra cosa que la separación de la vida civil de la práctica religiosa: en un Estado laico sus instituciones son independientes de la religión.

No se puede decir que España sea un estado laico, ni tan siquiera aconfesional, como reza la propia Constitución. Y en cuarenta años de Transición se ha avanzado poco, muy poco, en esa dirección.

Ahora, las políticas de los nuevos partidos de izquierdas intentan remediar tanto atraso, a pesar de las inercias, que presentadas como costumbres y/o folklore, están encadenadas a la propia esencia de todo un pueblo. Y es aquí donde se encuentra lo que debería ser el primer reto; nada fácil, la verdad, después de tantos y tantos años de fusión y confusión de los roles. Definir aquellas fiestas de exaltación y ritos religiosos, que corresponden al ámbito personal y las que, independientemente de su motivación primera, hoy pueden considerarse de carácter cultural, folklórico o popular en su amplio sentido, para determinar a partir de aquí la representación institucional necesaria.

Así que lejos de deslizarse por la comodidad de la cuesta abajo de “esto siempre ha sido así” o "es imposible cambiar el estado de las cosas”, se acomete un peligroso camino en la dirección del laicismo. Y el término “peligroso” no es en absoluto exagerado: han decidido colocarse enfrente de la Iglesia Católica, la institución más poderosa y más rica del planeta, para la que todos sus esfuerzos van encaminados a proteger esa riqueza y mantener sus privilegios.

Lejos ahora de pormenorizar y poner ejemplos que están en el ánimo de todos, traigamos aquí el paradigmático caso del convento de Santa María de Cádiz. Un valioso edificio anterior al saqueo de la flota inglesa de 1596 que actualmente se encuentra en un estado ruinoso. Apenas una asociación, con sus escasos recursos, ha conseguido apuntalar en precario y evitar que se pierda definitivamente.

Por tierra, mar y aire se pide a la ciudadanía y a las instituciones la ayuda necesaria para rehabilitar el ruinoso convento, se hacen llamadas a la solidaridad con nuestro valioso patrimonio, haciéndonos responsables de su supervivencia.

Pero, ¿y la propiedad? ¿Qué hace? Aclaramos que la propiedad es la propia comunidad de religiosas, que intentó una negociación a dos bandas con la Junta de Andalucía y con una empresa inmobiliaria, y que al final se fue al traste. Y mientras, el Obispado, que algo tendrá que decir en todo esto, callado como un muerto.

Y aquí entra la corporación actual del Ayuntamiento, que ha manifestado que entiende el valor del convento, que le parece absolutamente necesaria su rehabilitación, pero que sencillamente no tiene dinero para ello. 

Una postura coherente ante lo que parece un nuevo episodio “Oratorio”. Recuerden: con fondos públicos se rehabilitó el Oratorio de San Felipe Neri. Pues bien, una vez rehabilitado, el Obispado tomó posesión de él, lo cerró a cal y canto para el culto y ahora para visitarlo hay que pagar. Un negocio redondo ante el que tragaron obedientemente ciudadanía e instituciones.

Hoy parece que los tiempos están cambiando. Aunque todavía quede mucho camino por recorrer, no libre de obstáculos y críticas cavernarias, incluso algunas veces de contradicciones, al menos se dice "no", y además ya hay muchos ciudadanos que aplauden.

Laicismo, un año de cambio





Artículo de Pepe Petenghi y Fermin Aparicio


Las imágenes son ya recurrentes, se han visto repetidas una y otra vez: la corporación municipal, con su alcaldesa a la cabeza, saliendo en comitiva, con maceros y estandartes, hacia la catedral el día del Corpus; vírgenes y santos nombrados alcaldes perpetuos, actos religiosos presididos por representantes institucionales, y representantes institucionales, en su condición de tales, arrodillados ante símbolos religiosos.

¿Y el laicismo? ¿Dónde quedaba el laicismo de las instituciones?

Vaya por delante que el laicismo no consiste en quemar iglesias, ni siquiera en ir contra la religión, como se hace creer de forma interesada a la gente que quiere creérselo, por su deficiente formación o porque le viene bien para sostener en pie su tinglado político. El laicismo no es otra cosa que la separación de la vida civil de la práctica religiosa: en un Estado laico sus instituciones son independientes de la religión.

No se puede decir que España sea un estado laico, ni tan siquiera aconfesional, como reza la propia Constitución. Y en cuarenta años de Transición se ha avanzado poco, muy poco, en esa dirección.

Ahora, las políticas de los nuevos partidos de izquierdas intentan remediar tanto atraso, a pesar de las inercias, que presentadas como costumbres y/o folklore, están encadenadas a la propia esencia de todo un pueblo. Y es aquí donde se encuentra lo que debería ser el primer reto; nada fácil, la verdad, después de tantos y tantos años de fusión y confusión de los roles. Definir aquellas fiestas de exaltación y ritos religiosos, que corresponden al ámbito personal y las que, independientemente de su motivación primera, hoy pueden considerarse de carácter cultural, folklórico o popular en su amplio sentido, para determinar a partir de aquí la representación institucional necesaria.

Así que lejos de deslizarse por la comodidad de la cuesta abajo de “esto siempre ha sido así” o "es imposible cambiar el estado de las cosas”, se acomete un peligroso camino en la dirección del laicismo. Y el término “peligroso” no es en absoluto exagerado: han decidido colocarse enfrente de la Iglesia Católica, la institución más poderosa y más rica del planeta, para la que todos sus esfuerzos van encaminados a proteger esa riqueza y mantener sus privilegios.

Lejos ahora de pormenorizar y poner ejemplos que están en el ánimo de todos, traigamos aquí el paradigmático caso del convento de Santa María de Cádiz. Un valioso edificio anterior al saqueo de la flota inglesa de 1596 que actualmente se encuentra en un estado ruinoso. Apenas una asociación, con sus escasos recursos, ha conseguido apuntalar en precario y evitar que se pierda definitivamente.

Por tierra, mar y aire se pide a la ciudadanía y a las instituciones la ayuda necesaria para rehabilitar el ruinoso convento, se hacen llamadas a la solidaridad con nuestro valioso patrimonio, haciéndonos responsables de su supervivencia.

Pero, ¿y la propiedad? ¿Qué hace? Aclaramos que la propiedad es la propia comunidad de religiosas, que intentó una negociación a dos bandas con la Junta de Andalucía y con una empresa inmobiliaria, y que al final se fue al traste. Y mientras, el Obispado, que algo tendrá que decir en todo esto, callado como un muerto.

Y aquí entra la corporación actual del Ayuntamiento, que ha manifestado que entiende el valor del convento, que le parece absolutamente necesaria su rehabilitación, pero que sencillamente no tiene dinero para ello. 

Una postura coherente ante lo que parece un nuevo episodio “Oratorio”. Recuerden: con fondos públicos se rehabilitó el Oratorio de San Felipe Neri. Pues bien, una vez rehabilitado, el Obispado tomó posesión de él, lo cerró a cal y canto para el culto y ahora para visitarlo hay que pagar. Un negocio redondo ante el que tragaron obedientemente ciudadanía e instituciones.

Hoy parece que los tiempos están cambiando. Aunque todavía quede mucho camino por recorrer, no libre de obstáculos y críticas cavernarias, incluso algunas veces de contradicciones, al menos se dice "no", y además ya hay muchos ciudadanos que aplauden.