martes, 28 de enero de 2014

Llevadme con vosotras en el Tren de la Libertad

Pensando en Auxi

Llevadme con vosotras, subidme a ese tren de la libertad, de la dignidad de ser mujer. Quiero encontrarme en los ojos de aquellas que no están dispuestas a dejar de decidir, dejadme que, con todas, en Madrid grite ! Yo paro, yo decido¡

Desde Chiclana o el desde El Puerto, desde Cádiz o desde la Línea, desde el sur del sur, dejadme subir hasta las estrellas y con todas mis fuerzas diga que ! Yo sólo soy mía¡

Subir al tren mi bandera,
una ladera verde por un blanco río cruzada,
subir mi verde blanca.
Una bandera con palabras bordada,
libertad, salinera, piconera, compañera,
o simplemente mujer, que ni se arrodilla, ni se calla. ,

Que bonita bandera,
que bellas las palabras,
que bonitas resuenan en vuestras gargantas,
en nuestras gargantas.

Cuando lleguéis a Atocha, cuando en abrazos os fundáis, cuando paséis el Paseo de Prado, el viento de Madrid, aunque no sean ni el levante ni el poniente, nos traerá vuestra lucha, vuestra decisión de seguir siendo libres.

¡Llevadme con vosotras, subidme a ese tren de la libertad!

Email desde Londres

Publicado en el Diario de la Bahía de Cádiz
Audio Radio Educom

De : Rosa Gómez Camas. RosaCamas@hotmail.uk
A: Laura Camas Sanchez. LauraCamas@hotmail.com

27 de Enero de 2014

Como pasa el tiempo, dos meses ya desde que llegué a Londres, toda la comida que me preparaste ya la he acabado, las últimas lonchas de jamón nos las comimos la semana pasada. Bea, la chica de Cádiz de la que te hablé, después de seis meses dando tumbos por aquí, ha decido volver a España. Hicimos una fiesta de despedida, bueno, "fiesta" era la intención, porque al final por mucho ánimo que poníamos, alguna lágrima se dejó correr por más de una mejilla, y es que, aunque estamos básicamente bien, al frío cuesta acostumbrarse.

La fiesta iba viento en popa, incluso invitamos a dos italianos con los que coincidí la semana que estuve lavando platos en el restaurante mejicanos, son geniales estos italianos...pero Bea se nos puso modorra,... que ella no aguantaba más, que los carnavales estaban ahí ya,..que después de cuatro años de filología árabe acabar limpiando los servicios de aquel centro comercial....en fin.., como te decía, modorra total.

El otro día estuve en una entrevista de trabajo, una señora rusa con dos niños quería una "baby siter" que hablara español.- su padre había sido uno de los "niños de la guerra", y su marido, un nuevo rico ruso, decía que los niños deberían mantener el español...al final estuve una semana trabajando a prueba, sin cobrar.., me fui, quería cobrarme 200 euros por enseñarme cocinar comida rusa para los niños..., me iba a pagar 125 euros por tres horas de "baby siter -cocinera- paseadora de perros"

Ahora me acuerdo de la abuela Rosa cuando nos contaba todas las Nochebuenas, aquello de cómo, cuando llegó del pueblo a Madrid a servir, se reunían las amigas en la boca del metro de Ventas en los fríos inviernos, y así tenían una especie de estufa en plena calle Alcalá. De cómo al calor del metro se contaban las manías de sus "señoras", lo que costó acostumbrase a servir la mesa con guantes y subida en unos tacones....Contaba yo esta historias al grupo de amigos, cuando Alfredo, uno de los italianos, exclamó "come ora nel 2014, i nipoti di... , hanno signori, signore .., quindi sì, ci sono molto più istruiti, tutti abbiamo laurea". (igual que ahora en el 2014 , los nietos de aquellos seguimos sirviendo, tenemos señoritos, señoras.., eso si, somos mucho más cultos, todos tenemos título universitario) . La abuela Rosa, mamá, exportadora de sistemas de calefacción para Europa!

No voy a seguir en la academia de inglés, no es que ya lo domine, es que los platos del restaurante no me hablan mientras les doy bien de jabón, y además necesito buscarme otro trabajo para poder pagarme la habitación que comparto con las otras dos amigas.

En Semana Santa, aprovecharé para hacer alguna suplencia en algún bar o restaurante, y así, poder enviaros algo de dinero, que ahora con lo del ERE de papá, tampoco andaréis muy bien.

Acabo de enviar otro correo al Peque, le he dicho que estudie mucho, y que no deje el inglés, que así cuando termine, si quiere venirse, ya llevara la lengua aprendida. Lo que no sé es como tomarán eso de biólogo marino como titulación, quizá lo valoren en los restaurantes cercanos al Thamesis.

Me he cansado de escribir, además a esta hora de la noche aquí hace un frío que pela, y la manta con la que me cubro mientras escribo ya no es suficiente para darme calor.

Besos para todos desde Londres.

martes, 21 de enero de 2014

Lamberto

Publicado en el Diario de la Bahía de Cadiz

Audio en Radio Educom



A José Antonio Labordeta



No se exactamente la hora ni el día, creo que fue la semana que se fue ayer, pero desde entonces ando por el mundo sin cabeza.

Alguna vez habíamos cruzado nuestros pasos, sin más. Unas cejas perfectamente delimitadas sin necesidad de pinzas enmarcaban una mirada gris-verdosa, como la mar de la Bahía los días tormentosos y revueltos, con una tristeza que acentuaba sus ojeras, no demasiado grandes, es vedad, pero lo suficiente para inducir a la melancolía. Su media melena de pelo negro, rizado, crispado, rebelde, recogido en una coleta, dejaba a la vista el moreno aceituno de su cara, labios finos y pequeña nariz sin pretensiones, completaban esa carita de ángel étnico.

Ese día me desperté más flojo de lo normal en mi, más con desgana de tener ganas de cualquier cosa. Justo en la puerta de la antigua fábrica de tabacos, en la Plaza de Sevilla, nos volvimos a cruzar, y ocurrió lo que estaba escrito que tenía que ocurrir, lo que nadie puede parar, y que tarde o temprano se haría realidad, me devolvió la mirada, sólo eso, nada más ni nada menos que eso. Una mirada y un ligero roce al cruzarnos en el centro del paso de cebra.

Mi cabeza, giró primero ciento ochenta grados para no perder el contacto visual de aquello ojos, luego cayó al suelo y empezó a rodar cuesta arriba dirección a Puerta de Tierra. Al principio un par de botes, para después, como la Snitch Dorada en un partido de Quidditch , desaparecer por la fachada del Columela camino del paseo marítimo.

Como Lamberto quedé después de su encuentro con el centurión romano, sin cabeza, y lo bueno, o lo malo, es que desde entonces sólo me guían los sentimientos, utilizo el corazón para reflexionar, para hablar, para amar... Las ideas que me salen de los adentros, al no pasar por la cabeza, surgen sin ningún control racional, y más de un disgusto me han dado ya.

Sin ir más lejos, esta mañana, me crucé con el vecino del primero en la casapuerta, buenos días me dijo, mascullando las sílabas sin abrir apenas los labios, a lo que respondí sin pensar, buenos días pedazo de sieso, porque es un sieso, ni volvió la cabeza para mirarme.

En cuanto a las palabras, me pasa exactamente lo mismo, no se porqué,- ¿será porque no pienso? - me gustan las esdrújulas, incluso las utilizo en mis reflexiones de corazón, ética, díscolo, último, único, público, ...., incluso repito, sin pensar, del corazón me salen corazonadas como: el ser díscolo, la última y única ética sólida.....

Puse en las redes sociales una nota : "Si alguien paseando por Cortadura o por Santa María, por el Parque Genovés o por San Antonio, ve una cabeza sin cuerpo, que me mande un privado, es la mía.

Nota: Las cabezas de los ilustres de la Alameda no valen, que estoy ya muy mayor para ponerme la cabeza de otro, por muy José Martí que sea. Por cierto, me acabo de dar cuenta no hay ninguna estatua de la cabeza de ninguna mujer ilustre en la Alameda, y mi corazón me dice que mujeres ilustres seguro que las hay.




sábado, 18 de enero de 2014

Los maestros del Columela, 150 años de enseñanza pública.

Por todo lo anterior, por el aprecio que le tenemos a lo que el Instituto Columela ha sido y ha significado históricamente para la ciudad de Cádiz y en reconocimiento y apoyo a los columelios que en él hoy desarrollan su actividad docente, manifestamos, en primer lugar, nuestro público rechazo al procedimiento de elaboración y a los contenidos de la LOMCE

Dos maestros del Columela, Juan Pablo Wert y Pepe Pettengui

En la tarde de ayer viernes, maestros del Instituto Columela de Cádiz se reunieron a modo de homenaje al instituto en su 150 aniversario. Allí estaban ex directores, ex profesores y profesores, maestros que han dejado y dejan su bien hacer en las generaciones de jóvenes de Cádiz. Siempre al día en conocimientos, siempre al día en valores, siempre en el marco de una enseñanza pública.

En esta entrada, Mi Mentidero quiere rendir un homenaje a todos y todas que hacen del magisterio una de las profesiones más queridas entre la ciudadanía. Y que mejor que reproducir su manifiesto, y un ¡gracias maestros!

Un grupo de antiguos profesores y profesoras del Instituto Columela de Cádiz, con ocasión de los actos de celebración del 150 aniversario de su fundación, queremos manifestar públicamente nuestro agradecimiento y satisfacción por haber formado parte de ese numerosísimo colectivo que, generación tras generación, ha trabajado con empeño y profesionalidad a favor de los jóvenes de esta ciudad, inculcándoles valores cívicos y conocimientos académicos con los que poder, de la mejor manera posible, afrontar su inserción social, su futuro laboral y su felicidad personal.

Desde aquellos lejanos tiempos fundacionales, en que el Instituto Columela formaba a los jóvenes de las clases burguesas de la ciudad, hasta nuestros días en una sociedad democrática, con un alumnado de variada extracción social, el profesorado del Columela ha tenido que desarrollar su labor docente en muy diferentes circunstancias (condiciones materiales, contextos ideológicos, reconocimientos sociales, leyes de educación, planes de estudio, etc.), que unas veces facilitaron sus tareas y otras las entorpecieron y dificultaron.

Hoy, como ayer, al cumplirse el 150 aniversario de su fundación, nuestro Instituto se verá ante una nueva circunstancia: la recientemente aprobada Ley Orgánica para la mejora de la calidad educativa (LOMCE). Una ley, aprobada por la mayoría parlamentaria del Partido Popular, sin consenso político, sin acuerdo con los sindicatos y sin atender a los criterios de las organizaciones educativas. Una ley contestada en los centros educativos, en las redes sociales y en la calle, por considerar que introduce elementos ideológicos, confesionales y de segregación. Una ley que, con supuestas medidas para mejorar la calidad de la enseñanza, como la "elección de centro" o "los centros de excelencia", encubre importantes recortes presupuestarios y la consiguiente degradación de las enseñanzas públicas frente a las privadas y concertadas. Una ley que acaba con la necesaria asignatura de Educación para la Ciudadanía (después de haberla demonizado con acusaciones a supuestos contenidos que realmente no tenía) y refuerza la religión como asignatura dentro de los centros escolares, dificultando la convivencia y la integración igualitaria que el laicismo y la aconfesionalidad siempre aportan a las comunidades educativas.

Por todo lo anterior, por el aprecio que le tenemos a lo que el Instituto Columela ha sido y ha significado históricamente para la ciudad de Cádiz y en reconocimiento y apoyo a los columelios que en él hoy desarrollan su actividad docente, manifestamos, en primer lugar, nuestro público rechazo al procedimiento de elaboración y a los contenidos de la LOMCE, y, en segundo lugar, nuestro deseo de que se elaboren y aprueben leyes educativas consensuadas, que refuercen el papel social de la enseñanza pública y faciliten en los centros la integración, las tareas docentes y la labor educativa.

miércoles, 15 de enero de 2014

Ni relucen, ni florecen ...

Publicado en el Diario de la Bahía de Cádiz
Audio en RadioEducom

Todas las fuerzas vivas del país estaban satisfechas, al final habían resuelto dos de los grandes problemas que desde hacía tiempo les tenían fuera de si. A mi, la noticia me llegó entre alfajores, amarguillos, mantecados y polvorones., habían propuesto un plan que mataría dos pájaros de un tiro, ¿dos o tres?. Se iba a dar trabajo a los "sin techo" de Japón, si, si, a los mendigos y gente que vive en la calle. El desmantelamiento de la central nuclear de Fukushima, lo que decía, matan tres pájaros de un tiro, quitan a los mendigos de la calle, ejecutan un trabajo -dicen que bien pagado- que necesitan, y después de este trabajo, más temprano que tarde todos muertos. ¡Solucionados los problemas!. Y no, la noticia no salía el día veintiocho de Diciembre. (Esperemos que ni a Fátima Báńez , ni a la Virgen del Rocío se les ilumine la mente con esta idea.....)
La semana pasada la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción publicaba un estudio sobre la juventud española, según el cual, casi la mitad de los jóvenes estarían decididos a trabajar en "lo que sea", "donde sea" y con el salario "que sea", junto a estos datos algo más importante, más del ochenta por cierto ve el futuro sin esperanza. El segmento social sobre el que se debiera basar el futuro entiende que no lo hay, menudo papelón.

Ya empezamos a hablar de una generación perdida, porque una generación que asume que no hay futuro es eso, una generación que se diluye en lo que llamamos historia. Soy, sigo siendo, de la opinión, de que lo que mueve la historia es la correlación de fuerzas sociales, de clases sociales y que la última responsabilidad de nuestra vida hoy habría que buscarla en estas claves, pero algo tendremos que ver, alguna responsabilidad tendremos la generación precedente, esa generación que nos auto proclamamos como los que trajimos en un momento determinado esta "democracia". Algo no terminamos, algo hicimos mal, algo tendríamos que reconocer, sólo por una cosa, entender este momento.

Durante el "reinado" de Teófila Martínez, ha desaparecido de Cádiz el cuarenta y cinco por ciento de la juventud, decía un diario local. También últimos datos del paro hablan de alrededor del setenta por ciento de desempleo entre los jóvenes de la ciudad. Hace tiempo, un poeta del otro lado de la Bahía preguntaba : ¿qué cantan los poetas andaluces de ahora?, podemos extrapolar la pregunta.....

Cádiz ha sido siempre, eso dicen, precursora de la historia, la primera constitución, el primer alcalde del pueblo (Fermín Salvochea)... También el reinado de Teofila y su corte, la desaparición de la oposición...., ¿terminaran en el resto del país con iguales datos sobre la juventud?, camino vamos.

De cualquier forma, quizás desde el puro romanticismo, sigo cantando como Miguel Hernández :


Sangre que no se desborda,
juventud que no se atreve,
ni es sangre, ni es juventud,
ni relucen, ni florecen.
Cuerpos que nacen vencidos,
vencidos y grises mueren:
vienen con la edad de un siglo,
y son viejos cuando vienen.

La juventud siempre empuja,
la juventud siempre vence,
y la salvación de España
de su juventud depende.


miércoles, 8 de enero de 2014

Elia Martínez, Memoria Histórica

Testimonio de Elia Martínez durante el acto de la Asociación de Derechos Humanos sobre "la querella argentina" en el Ateneo de Madrid. Tener que pasar mucho tiempo para sentirse víctima es simplemente escalofriante. Un abrazo a la amiga y compañera Elia, con la que tanto quiero.

Cosas de poca importancia

Artículo publicado en el Diario de la Bahía de Cádiz y el audio en Radioeducom

"ni un sillón de viejo cuero, ni una mesa, ni una espada,
y soy un paria
que apenas tiene una capa...
venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!"

León Felipe

La amplia sala acogía más de veinticinco sillones de madera con la tapicería verde olivo, pegados todos a la pared, lo que dejaba despejado el centro, haciendo el espacio más grande todavía. En una de las paredes colgaba un cuadro de grandes dimensiones que reproducía un atardecer rojizo entre nubes anaranjadas.

Los más viejos de la tribu se reúnen alrededor del fuego en la tienda más grande del poblado, allí, junto al hechicero, entonan los cantos a las montañas, a las nubes, al sol y a la luna, a los hermanos que pueblan los campos y los bosques y viven en libertad; un murmullo con ritmos de sonajas, tambores y flautas indican que son los más viejos, los más sabios...

Cinco ancianos y dos ancianas están sentados en sillones alternos, uno duerme como si estuviera despierto agarrado a un sueño que no quiere soltar. Otro de ellos, con el oxígeno puesto, canturrea alguna canción de su niñez mientras su acompañante, una mujer de mediana edad, habla a gritos por el teléfono móvil recordando a su interlocutor que durante esta semana lleva tres días seguidos haciendo la visita. La decoración de la sala la completaba un mueble-librería- vitrina-acristalada, que guarda una enciclopedia en veinte volúmenes y una colección de libros en rojo guardados bajo llave y que quizás nadie abrió desde el mismo día que se pusieron allí. En el centro del mueble una gran televisión plana vomita a María Teresa Campos con la canción "Que tiempo tan feliz". Nadie, absolutamente nadie de los presentes presta la mínima atención a las cuarenta con seis pulgadas de gritón plasma.

Un poco más allá de lo que parecía la plaza mayor del campamento, una mujer con grandes surcos de arrugas en la cara y una gran trenza blanca que caía por su hombro casi hasta la cintura, mantenía en silencio a una docena de niños que atendían boquiabiertos al relato que salía de su desdentada boca. Contaba como años atrás dos tribus, que vivían en un valle, a ambos lados del río cada una, eran dueñas, la una de las nubes, la otra del sol, así que ninguna de las dos podían disfrutar del arco iris. Así paso mucho tiempo, hasta que los niños de uno y otro lado del valle decidieron llevar al río, unos el sol, los otros la nubes. Al poco tiempo empezó a llover, la luz del sol, al pasar a través de las gotas de lluvia, hizo aparecer un gran arco iris que unió los dos márgenes del río, uniendo de esta forma a las dos tribus, que a partir de ese momento compartieron muchos arco iris.......

Un día más, allí estaba ella, en la puerta de la entrada principal. Las puertas se abrían y cerraban al paso de las visitas. A sus ochenta y muchos años poco quedaba de su pasado como maestra, su bolso colgado en el hombro izquierdo, sus cuadernos apretados con su mano sobre su pecho y un bolígrafo entre los dedos de la mano derecha era todo su equipaje. Las gafas, chaqueta a cuadros y pantalón, dos tallas más grandes de lo necesario, acentuaban su extrema delgadez. Unas veces sentada, otras paseando, otras veces detrás de los arbustos, vigilaba siempre a distancia a las personas que fumaban en la entrada. En cuanto apagaban los cigarros se aproximaba a paso corto al cenicero, hacia recuento de la colillas, unas iban directamente al bolso, siempre se quedaba una que sustituía por el bolígrafo, desapareciendo detrás de los arbustos mientras enciende con su mano temblorosa la colilla ya en la boca. Y es que en la residencia esta prohibido fumar.