domingo, 26 de agosto de 2012

Con el ego en las nubes

Ayer, cuando me recogía ya de madrugada, encontré en la red a mi amigo Paco Velázquez, maestro poeta o poeta maestro, hablamos de proyectos en común, docentes y alguno indecente. Al final me dijo, quillo que has sido mi muso en un poema. Hoy lo recibo, os podéis imaginar, mi ego estará en las nubes una temporada, gracias maestro.


A Fermín Aparicio,
que sabe vivir el día y la noche
y a quien le debo los dos primeros versos,
que me inspiraron este poema.


EMPIEZA LA NOCHE
Paco Velázquez, 25/26 de Agosto 2012




Empieza la noche,
sigue la vida,
desanda las montañas,
descubre las nubes
en la ceguera de tu alma.
Trasciende los sentidos,
requiebra los ojos
que enamoran
en el conticinio sombrío.

Empieza la noche
y las estrellas
se estrechan en torno
a tus hombros de plata,
se deshacen en tus manos
de Vulcano,
como el hielo se derrite
en las ansias del sol,
y todo está lleno de amor.

Empieza la noche
y la vida ama,
perdona los desatinos
en gritos nocturnos,
paraliza el viento
y ensimisma tus recuerdos
agrios y sin sentido.

Empieza la noche
deshecha y por andar,
recreada en la vereda de dos ojos,
en tus ojos de amor cíclico,
que se descubren entre el humor ciego
que cubre las cortinas de tu atisbo.

Empieza la noche
y como una pesadilla,
presientes la oscuridad
de la mirada esquiva,
del futuro imposible,
y bebes del agua cristalina
que crece tras tus ojos sin luz
tras tu ceguera henchida.

Empieza la noche
y te quiero entre la penumbra
de los dioses impíos,
de los días inquietos
y las noches arduas sin lumbre,
por llamar a tus espalda
con las manos vacías
tu vida encumbre.

Y sigue la vida
de los momentos perdidos,
de los instantes vividos,
por no hacer lo que no quiero,
por cantar un sinsentido
y sentir mi canto errado…
¡Tanta paz ha muerto!
¡Mundo!
Y grito hasta clavarme las uñas
en piel sin sombra,
llorando por la piel ensombrecida
y las almas empobrecidas…
mas hay amor, aún perdona
el carbón en las grietas de mi edad.

Empieza la noche,
sigue la vida,
me la echo al hombro,
limpio sus ojos de llantos inútiles
y la paseo por el parque,
entre los jardines aún irisados
que acostumbro a encontrar
en el día y la noche
infinita.

2 comentarios:

Paco Velázquez dijo...

Gracias, amigo Fermín, es un honor estar en tu blog

Unknown dijo...

Gracias a ti por dedicarme ese pedazo de verso