jueves, 13 de enero de 2011

El polvo semanal o la alegría ajena.

Desde que la memoria me alcanza, las relaciones sexuales, la obligaciones maritales, y el goce y el disfrute ha estado ligado a la celebración generalmente de alegrías ajenas. De esta forma, se decía que la victoria de tu equipo de futbol, estaba ligado a una noche de placer, no pocas veces este fenómeno ha guiado las conductas sexuales de no poca gente. Claro está, que hay una satisfacción personal cuando tu equipo gana en el campo, más moral que otra cosa, porque en el fondo quien de materialmente se siente satisfecho por la victoria en el partido en primer lugar es el que juega, porque es el que siente su remuneración directamente ligada a la victoria y cobra más. También el Club se alegra, su recaudación por se ve aumentada, incluso los anunciantes tendrán beneficios. la repercusión en el aficionado de esta forma no pasa de ser puramente moral, pero esta satisfacción moral repercute directamente en su conducta sexual y todos tan contentos.

Algo parecido debe pasar con el comportamiento de la bolsa. Hace ya tiempo que estamos acostumbrados a bajadas constantes, en el mejor de los casos ligeros repuntes, pero el Ibex nos amarga cada comida y cada cena. Las mas leves sonrisas mientras estamos en la mesa, el sonido de fondo de la información económica nos las tornan en gestos de seriedad.

Y el caso es que nos repercute relativamente, no desde luego como al accionista que ve que sus inversiones le empobrecen Pero en el fondo somos solidarios, nuestra sociedad es solidaria, nos tornamos tristes, cuando los bancos pierden valor en la bolsa, cuando bajan las eléctricas o las inmobiliarias, dicen que es por que “entendemos” más.

Menos mal, en el día de ayer, subió la bolsa más de cinco puntos. Andábamos ya por los postres, cuando Ana Blanco, (yo sigo fiel a los telediarios de la primera) anunciaba tan espectacular subida. Inmediatamente nos inundo la alegría, tampoco se muy bien porque, debe de ser al entender que en ese momento los bancos ganaban, los accionistas eran mas ricos, no lo sé, pero mi pareja y yo nos cruzamos una mirada y una sonrisa de complicidad  erótico-sentimental. Estábamos alegres porque otros ganaban. No vimos "amar en tiempos revueltos"

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