lunes, 29 de octubre de 2012

VACÍO Y SÓLO, SIN HABER HECHO LO SUFICIENTE

Artículo publicado en el Diario de la Bahía de Cádiz
Son cuarenta, ochenta pies desnudos, no se, no se pueden contar, que avanzan cansados lentamente en la oscuridad. Dejan como los cometas una estela en el suelo, una estela de agua salada. Pies encallecidos, heridos, sangrantes y fríos, muy fríos. Es la noche cerrada, y mas que andar se arrastran, se arrastran de la nada a la nada. Pies jóvenes, fuertes, muy jóvenes, que solo se arrastran.

Caras desencajadas de hombres y mujeres, algún niño distingo en brazos de su madre. Ojos grandes miran al infinito, un infinito que no es luz, un horizonte que es mar negro, mar sin sonido, él único que distingo es roce de los pies mojados, el ruido húmedo, agotado de un viaje agotador.

Atrás dejaron padres, hermanas, hijos y esposas. Allí tenían nombres, familia, historia. Aquí, en esta marcha, no tienen nada, absolutamente nada, la esperanza quedó en medio de una noche, en medio del agua.

Lo mismo que Jose Miguel, que optó, que le optaron por la muerte ante el desahucio de la vida, me pesan en la conciencia, en mi conciencia individual y personal. Ni las muertes colectivas de las personas en medio del mar una noche, ni la muerte de Jose Miguel, casi a la misma hora, son muertes que no tienen que ver conmigo, con mi yo social.

Me pesan. Los sonidos sórdidos de los pasos africanos, de la agonía de un hombre solo en mitad de la noche granadina, golpean mis tímpanos, me interrogan sin control sobre qué he hecho yo, si he hecho algo para no tener una parte alicuota de responsabilidad en estas muertes.

Alguna vez me escudo en el nosotros con la dimensión colectiva de otros ´yos´´, y así me difumino en el nosotros. Me escondo en una culpa colectiva, y parece como en el caso de los muertos sin nombre de las pateras, quizás por eso no ponemos mucho interés ponerles nombre, que es menos muerte, que es menos culpa.

Estos sonidos se mezclan como fondo musical con ´el solo le pido a Dios´, de su primera estrofa

Sólo le pido a Dios
Que el dolor no me sea indiferente,
Que la reseca muerte no me encuentre
Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.


Decía Pavese “el único modo de escapar al abismo es mirarlo, medirlo, sondearlo y descender a él”, descender a él como una experiencia sustantiva y en sustantivo, es decir, como una experiencia personal, solo así después puedo generalizar, puedo socializar y compartir. De otra forma hoy creo que me estaría escondiendo de mi mismo.

Responder a esta interrogante no me esta siendo fácil, no es fácil y no sé hacerlo de forma inmediata, puede ser que tampoco se deba, pero si que creo que es necesario y bueno creo que también.

Por lo demás, aquí seguimos girando, viviendo, y viendo como todos los días amanece, que no es poco, observando como por 28.000 euros y una portavocia algunos son capaces de tirar proyectos por la ventana, y preocupado porque solo me provoca una sensación extraña, ya no una sonrisa o una mueca de desprecio, sino cada vez mas próximo a la indiferencia

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